Nocturnidades con alevosia
La noche empieza a
hacerse dueña de soledades compartidas mientras que el reloj, inmisericorde, no
deja de dar pasos hacia adelante mientras tú, humano simple y anodino, te
arrastras entre tus miserias pidiendo un trocito de comprensión y algo de
calderilla suelta para darle de comer a tu alma.
La oscuridad no es la
enemiga de la luz por sí sola, sus aliados, la estupidez, la ignorancia y la
dejadez hacen que algo tan insípido como el olvido cobre vida y se asemeje a un
espejo que reflejando su propia imagen descompuesta en ambos sentidos sobre tu
espalda se ría de ti con una carcajada histriónica y completamente fuera de
lugar.
La tenue y bailarina
niebla que rasgando las hojas de los arboles camina de puntillas y en silencio
sobre las ilusiones y sueños de los que en su día quisieron ser diferentes del
resto, se desdibuja en un claro oscuro hecho con un lápiz del numero 3 sobre un
papel Basik de Guarro en blanco y negro.
Nada es lo que parece, ni la oscuridad encierra el mal ni
la luz el bien, tan solo son ejercicios sobre el papel de cómo putear al
prójimo haciéndole creer que es algo más que un mero ser patético dentro de un
animal más patético aun si cabe.
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